Lamentations 2

Segunda lamentación

1
1. La gloria de Israel: Vulgata: la ínclita Israel. Escabel de sus pies, se llama el Arca de la Alianza (I Paralipómenos 28, 2; Salmo 98, 5). Los judíos creían que Dios no permitiría la destrucción de la ciudad y del Templo donde estaba el Arca. Hinchados de orgullo, no reconocían el peligro y se burlaban de las conminaciones de los profetas. Cornelio a Lápide anota que por “escabel de sus pies” se entiende aquí todo el Templo que fue abrasado “porque del Arca bien se acordó el Señor, cuando por medio de Jeremías la sacó del Templo y la escondió para que no cayese en las manos de los caldeos”. Cf. II Macabeos 2, 5.

ALEF.

¡Cómo el Señor en su ira
ha oscurecido a la hija de Sión!
¡Cómo precipitó del cielo a la tierra
la gloria de Israel,
y en el día de su cólera
se olvidó del escabel de sus pies!
2

BET.

Arrasó el Señor, sin compasión,
todas las moradas de Jacob;
destruyó en su saña
las fortalezas de la hija de Judá;
echó por tierra y amancilló el reino
y a sus príncipes.
3

GUIMEL.

En el ardor de su ira
quebrantó todo el poderío de Israel;
retiró su diestra frente al enemigo;
encendió en Jacob un fuego ardiente
que por todas panes devora.
4
4. En el pabellón de la hija de Sión, es decir, en Jerusalén.

DALET.

Entesó su arco como enemigo,
extendió su diestra cual adversario,
y destruyó cuanto era de bello aspecto;
en el pabellón de la hija de Sión
derramó como fuego su ira.
5

HE.

El Señor se ha trocado en enemigo,
ha devorado a Israel;
ha derribado todos sus palacios,
ha destruido sus fortalezas;
ha multiplicado para la hija de Sión
los llantos y plañidos.
6
6. Su tabernáculo, sinónimo de Santuario: el Templo. Cf. Salmo 88, 40; Isaías 5, 5.

VAU.

Ha devastado su tabernáculo
como la choza de un huerto;
ha destruido su Santuario;
Yahvé ha borrado en Sión
las fiestas y los sábados;
y en el ardor de su ira
ha despreciado al rey y al sacerdote.
7

ZAIN.

El Señor ha desechado su altar,
ha abominado su Santuario;
ha entregado a los enemigos
los muros de sus baluartes;
resonaron gritos en la Casa de Yahvé
como en día de fiesta.
8
8. Extendió el cordel, la cuerda de medir. Es como si Dios hubiera consumado la destrucción según un plan, a manera de un constructor que toma primero las medidas. Cf. IV Rey. 21, 13 y nota. Envolvió en luto el antemural y el muro: Admírese la audacia del poeta, que llega a personificar hasta los muros.

HET.

Determinó Yahvé destruir
la muralla de la hija de Sión,
extendió el cordel,
y no retiró su mano de la destrucción,
envolvió en luto
el antemural y el muro,
que languidecen juntos.
9
9. Su rey y sus príncipes están entre los gentiles: Cf. 1, 3; 4, 20; Deuteronomio 28, 36; IV Reyes 24, 15; 25, 7. No tienen visiones. Es muy notable esta expresión, en la cual no se excluye a sí mismo el profeta que tantas visiones había tenido.

TET.

Sus puertas se han hundido en el suelo;
destruyó y quebrantó sus cerrojos;
su rey y sus príncipes
están entre los gentiles;
ya no hay Ley,
y sus profetas no tienen visiones de Yahvé.
10

YOD.

Sentados en tierra
callan los ancianos de la hija de Sión;
se cubren la cabeza de ceniza
y se visten de cilicio;
inclinan a tierra sus cabezas
las vírgenes de Jerusalén.
11
11. Mi hígado: “Para los hebreos el hígado era la fuente de la sangre y, por tanto, de la vida” (Bover-Cantera).

CAF.

Mis ojos se consumen de tanto llorar,
mis entrañas hierven;
se derrama en tierra mi hígado
por el quebranto de la hija de mi pueblo,
al ver cómo los pequeñuelos y los lactantes
desfallecen en las plazas de la ciudad.
12

LAMED.

Preguntan a sus madres:
¿Dónde hay pan y vino?
cuando, cual heridos,
se desmayan en las plazas de la ciudad;
cuando exhalan su alma
en el regazo de sus madres.
13

MEM.

¿Qué puedo decirte,
y a quién compararte, hija de Jerusalén?
¿A quién te asemejaré, para consolarte,
oh virgen, hija de Sión?
Grande como el mar es tu llaga,
¿quién podrá curarte?
14
14. Profecías falsas y seductoras: Sobre los falsos profetas que fueron causa de la ruina de Jerusalén, véase Jeremías 5, 31; 14, 14; 23, 13; Isaías 58, 1, etc.

NUN.

Tus profetas te anunciaron
visiones vanas y necias;
no manifestaron tu iniquidad
para evitar tu cautiverio;
te dieron por visiones
profecías falsas y seductoras.
15

SAMEC.

Baten palmas contra ti
cuantos pasan por el camino;
silban, y menean la cabeza
contra la hija de Jerusalén.
¿Es esta la ciudad
que tenía por nombre “Perfecta belleza”
y “Gozo de toda la tierra”?
16

PE.

Abren contra ti la boca
todos tus enemigos;
silban, rechinan los dientes
diciendo: “La hemos devorado”;
este es el día esperado;
ha llegado ya; lo estamos viendo.
17
17. Lo decretado desde antiguo es lo que Dios había anunciado desde los tiempos antiguos por medio de los profetas. Véase Levítico 26, 14 ss.; Deuteronomio 28, 15 ss., donde Moisés anunciaba ya esta infidelidad y su castigo.

AYIN.

Yahvé ha ejecutado sus planes,
ha cumplido lo decretado desde antiguo;
ha destruido sin compasión
para gozo del enemigo,
ha robustecido a tus adversarios.
18

SADE.

Su corazón clama
por auxilio al Señor:
¡Oh muro de la hija de Sión,
derrama, cual torrente,
tus lágrimas noche y día;
no te concedas descanso;
ni reposen las niñas de tus ojos.
19
19. Clama de noche: La Vulgata dice: alaba de noche, expresión muy delicada, que da a Scío ocasión para la siguiente nota: “Alaba al Señor por la corrección paternal que te da, y dale gracias por ella. No solo en la prosperidad, sino también en la adversidad debemos alabar al Señor y ponernos en sus manos con humildad y confianza; y en esto se distingue el que sirve y obedece a Dios como un buen hijo a su padre, del otro que le sirve como un vil esclavo a su amo; que solo a golpes hace su deber, y eso diciendo contra él mil reniegos, aunque inútiles.”

COF.

Levántate, clama de noche,
al comienzo de cada vigilia;
derrama, como agua, tu corazón
ante la faz del Señor;
alza hacia Él tus manos
por la vida de tus parvulitos
que desfallecen de hambre
en las esquinas de todas las calles.
20
20 ss. Los versículos 20-22 son la oración que Sión dirige al Señor. Estos mismos horrores se vieron, según el testimonio del historiador Flavio Josefo, en la segunda destrucción de Jerusalén, que se verificó a la letra y tal como lo había anunciado Jesús (Mateo 24). Véase 4, 10; Levítico 26, 29; Deuteronomio 28, 53; Jeremías 19, 9; Baruc 2, 3; Éxodo 5, 10.

RESCH.

“¡Mira, Yahvé, y contempla!
¿A quién jamás has tratado así?
¿Han acaso de comer las mujeres
el fruto de su seno,
los niños que acarician?
¿Han de ser asesinados
el sacerdote y el profeta
en el Santuario de Yahvé?
21

SCHIN.

Yacen por tierra en las calles
jóvenes y ancianos;
mis doncellas y mis mancebos
cayeron al filo de la espada;
los mataste en el día de tu ira;
hiciste matanza sin piedad.
22

TAU.

Llamaste, como para día señalado,
de todas partes terrores contra mí,
y en aquel día de la ira de Yahvé
no hubo evadido ni fugitivo.
El enemigo aniquiló
a los que yo había acariciado y criado.”
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